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Capítulos anteriores:
1º
2º
PIERROT /IDOLAS TRANS / SARA MONTIEL
Capitulo 3º
Aunque
nació un 10 de Marzo en Campo de Criptana, pongamos que en
1928, como Antonia Abad, para una infinidad de españoles lo
hizo en 1957 con una película, que la elevaría por encima de
sus contemporáneas, de titulo “El último cuplé”.
La
prestigiosa editorial Plaza & Janés permitió, en el año
2000, que los fans de Saritisima pudiesen disfrutar con el
libro que la dama firmó, (con ayuda de Pedro Manuel Villora),
“Memorias, vivir es un placer” y dónde, obviamente, dedicaba
un capitulo a una de las perlas de su corona: el estreno de EL
ULTIMO CUPLE.
- Por la
noche fui directa al cine Rialto (Madrid), donde se había
estrenado El último cuplé. (…) no había ningún asiento libre,
ninguna butaca, porque se vendían todas las entradas con
semanas y meses de antelación, y hasta había gente que, al
salir de verla, se ponía en la cola de la taquilla y comprar
otra o para él o para sus amigos…
- Entonces
comencé a ver la película, y así experimenté el súmmum de mi
vida. Recibía en mí toda la emoción del público. Aparecía en
la pantalla cantando <Valencia>, < Tu no eres eso>, y veía
como el publico aplaudía y pateaba. Eran voces, gritos,
clamores pidiendo al proyeccionista que parase la película,
volviese al principio de esas dos canciones, y las pasase otra
vez. Era un escándalo de miedo, asombroso. Era una conmoción:
lo que siempre había soñado pero que tantas veces había
pensado que jamás me ocurriría.
- Al ir
terminando la película, toda la sala parecía una plaza de
toros en el momento en que se piden las orejas con los
pañuelos blancos; todo el mundo lloraba: hombres mayores,
chicos jóvenes, mujeres jóvenes, mujeres mayores…Todo se
sonaban y todos lloraban, enjugándose con el pañuelo unas
lágrimas sentidas y grandes.”
El listado cinematográfico de Miss Sara es lustroso y al
alcance del teclado del ordenador, y se inicia en 1944 con “Te
quiero para mí” y termina, cincuenta y pico películas después,
con “Cinco almohadas para una noche” que obviamente merecen
toda mi atención, por ello paso al tema de los amores de la
dama, siguiendo el hilo escrito por Enrique Herreros en “Hay
bombones y caramelos” ( Editorial Edaf) que me sirve oara
trasladarte una de sus anécdotas:
“La gira de
Sara Montiel por Iberoamérica en 1960 significó, tanto para
ella como los que resistimos a su alrededor, todo un paseo
triunfal que se extendió por cuantas plazas fue pasando y en
las que iba refrenando ser la reina indiscutible del cine
hablado en español”.
(…) “Juan
Plaza lo había dejado todo por ella. Se convirtieron en pareja
estable y él la introdujo entre los compatriotas exiliados,
que habitualmente se daban cita en un viajo café de la <zona
rosa>, en pleno D.F., donde añoraban España y, por supuesto,
criticaban a Franco”.
(…) “Ha
estallado el boom Montiel. El último cuplé permanece un año
interrumpido en el Rialto de Madrid y, a continuación, se
estrena La violetera con igual éxito. En medio, Sarita se ha
casado con Anthony Mann, aun que no volverá a intervenir en
otra película americana.”
(…)
“Paralelamente mi padre, se carteaba con Plaza, quien se
lamentaba de su mala suerte con <La Señora> - también él la
llamaba así – en párrafos como este: <A pesar de que la
conozco muy bien, nunca he podido entender, y me obsesiona,
por qué hizo lo que hizo conmigo. Es lo más injusto e
innecesario para un tipo como yo…> Cuando la gira de la
Montiel en 1960 llega a Guayaquil, obtiene otro gran éxito en
el teatro Once de Octubre, pero, al mismo tiempo, explota la
gran bomba.
|
Si tengo que hacer un recorrido por los falos de la dama
respetaremos sus Memorias donde hace gala de sus máximas; el
sexo y mentir. La desfloró el gran (en ambos casos) Miguel
Mihura del que Sara diría a su santa madre: <… he conocido
a un hombre muy pequeño, muy bajito, pero más majo y más
inteligente… Me ha llevado a su casa con unos amigos. Vive en
un chalet precioso y me ha presentado a su madre. Cojea de una
pierna, pero es muy simpático y me ha encantado conocerlo
>. ¿Que edad tiene, le pregunta la mamá y ella: < - Treinta
y ocho o así – dije quitándole años>.
Ella tenía diecisiete años y Mihura cuarenta. Ella quiso
casarse y él no.
< - Antonia,
creo que nadie te querrá como yo. Igual, puede ser, pero más
que yo, nadie. Pero es una locura que sigamos juntos. De
casarnos, nada. Tú te vas.>
Y Sara Montiel se fue a México donde aparece un amour fou del
que ya has tenido un trailer: Juan Plaza. Del que escribe:
(…) “…Juan
Plaza, un escritor y critico de cine que era además un
destacado miembro del Partido Comunista.
Juan Plaza,
en las memorias de Sara es un entra y sale porque su nuevo
falo se llamaba León Felipe. Veamos un compendio de ambos en
un ramillete de sus declaraciones memorísticas:
“León Felipe
tenía sesenta y cuatro años cuando lo conocí, y era muy
exaltado. Parta él yo venia de la España franquista, de la
España de los retrasados, y por eso se metía conmigo:
-¿De dónde
vienes tú? No sabes ni leer. Hay que ver, que no has podido
decir ni una frase junta.
Yo leía muy
mal, silabeando y parándome, y León esto no lo podía soportar.
Y mi madre, en su ignorancia, decía:
- Sí, ya, es
un señor mayor – mi madre tenía cincuenta y dos años, y era
más joven que León -; pero fíjate cómo te pone delante de
todos.”
- (…) “A
quién sí conocí con León fue a un dirigente comunista, Juan
Plaza, del que ya me había hablado Antonio del Amo y con el
que tuve algo más que palabras.”
“Es extraño
lo mío con León, pero es que yo era muy virgen de mente y
tenía muy poca experiencia, porque solo había conocido el amor
de Miguel. Pero no entiendo cómo no me acosté con león y sí en
cambio con Plaza, siendo que a León Felipe lo he querido y
admirado mucho más que a Juan Plaza. Es verdad que lo de
Plaza fue una cosa de muy poquito tiempo, como de pasada, pero
no entiendo que, con el amor que me tenía León y tanto como lo
quise, no me di a él. “
La elección
de Sara precipitó cuando León Felipe descubrió que ésta le
daba a Plaza lo que él pretendía:
“Fue León el
que se presentó en el Café de Paris a Juan Plaza, de quien era
muy amigo. Luego, cuando se enteró de lo que surgió entre
nosotros, tuvo un arranque de celos que casi me mata. León
Felipe me pegó, por eso sé que yo le herí.”
No son pocos los que pretenden a Sara, de millonarios a
empresarios, de colegas del espectáculo a alguna dama de braga
ancha, pero ella lo tiene bien claro; que no será ni puta ni
alcohólica sino todo lo contrario, lo que entenderás con su
explicación:
“Ni el amor
ni el dinero se pueden ocultar. Juan me gustó, nos acostamos,
y tuve la crisis con León. Yo estaba llorando y él me gritaba:
- Eso es
imposible – decía mientras me sacudía -, porque yo el primero
que te ha adorado y que te adora.
Y me cogió de
los hombros, me levantó la mano y me pegó furioso. Pero
cuidado: no fue una paliza. No tiene nada que ver con un
hombre que maltrata a una mujer. No fue eso. Fue un pronto”.
Sara despachó su León y a Juan Plaza con:
“(…) cuando
Juan me dejó de gustar, no se lo dije para no dañarle, porque
tenía muy reciente la experiencia de León, sino que le puse
como excusa el que no querían que me señalasen como miembro
del partido Comunista. Aún así, estaba tan enamorado que trató
de suicidarse.”
La próxima parada fue Severo Ochoa:
“Conocí a
Severo en 1951, y estuvimos hasta 1955, viviendo una relación
tremenda y llena de secretos. Todavía salía con Plaza, con el
que terminé enseguida…”
La confesión del amor de Sara por el Premio Nobel (que lo
haría en sus Memorias) ocasionó bofetadas por todas partes.
Ella, impávida.
En Méjico conoce al director cinematográfico Anthony Mann.
< Me refugié
en Anthony Mann. Y lo quise. No se trataba de sexo, sino de
protección, de la búsqueda de un padre.>
Si sorprende por sus parejas de edad avanzada con éste se
casa in articulo mortis. Sara esta dejando de ser una mujer
convencional, (suponiendo que lo fuese alguna vez).
< Tony me
gustaba, le quería, me hacia feliz cuando hacíamos el amor,
pero no había pasión, no había química. Yo tenía a Severo
continuamente en la cabeza, y no salió de mi cabeza hasta muy
tarde. Fracasé con Tony porque me había agarrado a él sólo
para huir de Severo, pero sin amarlo. Y cuando nos
divorciamos, seguimos siendo amigos, porque nos teníamos mucho
afecto y nos queríamos, pero no como hombre y mujer >.
Sara siguió abierta al amor, por el camino fue sumando
abortos (en ambos casos), ella con envidiable positivismo lo
explica así después de sufrir el último:
<No volví a
quedarme embarazada de Tony, en siete años que estuvimos
casados, fue la única vez. Con Vicente, mi segundo marido,
apenas hubo ocasión, porque solo estuvimos juntos un mes. Los
otros embarazos los tuve con Giancarlo y con Pepe. De haber
prosperado todos, hoy estaría llena de hijos, porque no soy
partidaria del aborto…>
Giancarlo Viola vino a su vida envuelto en la película “La
dama de Beirut” (1964), y le inspiró el amor y un fallido
suicidio, con él se emparentó a intervalos y lo mantuvo vivo
toda su vida, la suya y la de él.
Y llegó Pepe Tous que relanzo su carrera artística y
sentimental.
<Mi vida con Pepe tuvo cosas maravillosas, pero ya no tuvo locura>.
Hagamos una pausa recordando la llegada de sus hijos; que si
para cualquier mortal lo hacen desde París, su Thais fue,-
tras un nuevo aborto -, en Brasil el 3 de marzo. Zeus – que ya
tiene novia y ejerce de cantante –sería en España. Ambos se
convertirían en legítimos hijos adoptivos y como la felicidad
nunca es completa, Tous viajo al cielo y Sara, tras un periodo
de reflexión prudencial, se caso con un cubano llamado Tony
Hernández en Octubre del 2002. La necrológica era: “Sara
Montiel (74) y Tony Hernández (38) se casaron civilmente. Es
la cuarta boda para Sara, estuvo casada con el director
norteamericano Anthony Mann, de quien se separo en 1961, para
hacerlo de nuevo dos años después con José Vicente Ramírez
Olalla, en 1979 se casó con Pepe Tous, que falleció en 1992.
Es la segunda boda para Tony Hernández, que es padre de una
niña de doce años”. La historia duraría hasta que lo que
tenía que pasar pasó. Mi opinión sobre esta singular pareja
la puedes leer en el libro “ Arquetipos y Arquetipas”
(Planeta) de Karmele Marchante en el capitulo “La Sara de
Tonito.” Y de los motivos de la separación sería la propia
Sara quien acudiría a “Donde estas corazón” (A3) para
explicarlo axial tras la inevitable introducción aclaratoria:
“ La prensa del corazón ha sido el testigo de lujo del amor de
Sara y Tony, desde el despunte del noviazgo en Agosto de 2001
hasta la crisis en Julio de 2003, un recorrido de momentos
románticos, aderezados por el cheque de la exclusiva, de la
noche a la mañana, Tony Hernández, 38 años mas joven que ella,
feligrés del saritismo en Cuba, cameló a la diva por teléfono
y la cautivó con una videocarta. Cuando él llegó a España
confirmaron su relación y empezaron a intimar como hacen los
novios de toda al grito de < que nadie se piense que Sara
Montiel está loca>. En las navidades de 2001 ella viaja a la
isla conoce a la familia política y se siente una estrella
venerada. También empieza el master en posados para el
inexperto Tony. Hasta este momento los hijos no habían hecho
declaraciones sobre el ligue de su madre, pero en cuanto la
cosa se pone serie deciden irse de su casa, pero con la
condición de que doña Sara corra con los gastos de su
independencia. La gran artista se consoló del desplante
yéndose a Cuba sin contar con ellos, pero bien acompañada de
su administrador y, por su puesto, un fotógrafo. Allí vivió
con su amor momentos inolvidables e irrepetibles para los
archivos de la prensa rosa…”
- Empezamos a
querernos muchísimo, cuando nos conocimos y yo lo quería
muchísimo, me enamoré totalmente de él y él de mí. Nos
casamos. Pero el casorio me duró diez días. A los diez días se
marchó a Cuba porque el no quería estar aquí conmigo, en la
casa nuestra, osea en el hogar nuestro, ya que éramos marido y
mujer, y era muy difícil porque él tiene arraigado muy su
tierra, su madre, su hija, sus amigos, pero yo era su mujer…
hice todo lo posible para que se quedara, él no le interesó
hacerse ni nacionalizarse ni residente, porque él quería estar
en Cuba y venir a España de vez en cuando… yo me llevé
bastante desilusión, me lo tragué sola y a los cuatro o
cinco meses apareció de nuevo, con mucha prisa, empezó a
comprar cosas, si hizo dos o tres maletas de
cosas que se
compró, yo no lo veía ningún día porque se marchaba por la
mañana a las ocho de la mañana, volvía a las tres de la tarde
para comer, luego se marchaba otra vez y no volvía hasta las
once de la noche, siempre comprando… (…) yo me fui enfriando,
comprendiendo que no me quería, que era un hombre que le había
fascinado mucho el nombre de Sara Montiel, seguramente, pero
que a la Antonia no le había llegado. Yo le rogué que se
quedase más tiempo, pero él había vuelto porque tenia que
cobrar el dinero que había hecho él presentándose en programas
(de tv) y le tenían que liquidar, entonces el vino con mucha
prisa porque lo que quería era coger el dinero, su dinero, no
el mío, su dinero y marcharse otra vez, entonces yo lleve una
desilusión muy grande…
-
Le llamé y le
dije: Quiero separarme porque ni tú estas conmigo ni yo estoy
contigo, no quieres nada con España, no quieres nada, vivir
en tu hogar, que es Núñez de Balboa 35 B, séptimo…
-
Mis hijos
nunca aceptaron a Tony, jamás, no lo quisieron y no lo
quieren.
En cualquier caso la Monti aprovechó sus conocimientos de
alcoba para escribir un nuevo best-seller: Sara y el sexo.
Pues eso, cada una a lo suyo.
NOTA DE PRENSA.
El periódico ( 23/4/09) anunciaba que Miss Montiel quería
aprovechar la experiencia adquirida en las 58 películas en que
participó, así que se ha decidido volcarla como directora
teatral en “Tú si que vales, Loli”. El éxito no terminó de
crecer, pero queda la anécdota de la presentación de la obra
en mi querido teatro Muñoz Seca de Madrid, cuando su actor
principal, Máximo Valverde, invitó a subir al escenario al
hijo de Sara, Zeus Tous, éste se saco del bolsillo un papel
y cuando todos esperaban que se tratase de una proclama en
defensa de los derechos del actor o de la matanza de focas,
oyeron emocionados que se trataba de una oda al amor que el
joven cantante dedicaba a su amor, una tal Mari Carmen
Lorenzo, que, según él, era < la mujer de mi vida, lo que
más quiero en este mundo y a la que espero querer siempre>.
Todos lloraron emocionados. Bueno, ya están separados y él
anuncia que deja su carrera de cantante tras el éxito de su
single < Quizás> un título profético.
Nov. 2009. Alaska rueda con Sara Montiel el nuevo videoclip
de Fangoria. “Fangoria ha vuelto a demostrar que la modernidad
no entiende de edad, así que ha fichado a Sara Montiel, de 84
años, para que participe en el videoclip <Absolutamente>, que
da titulo al último trabajo del dúo”.
LAS SARAZASISIMAS
Las trans imitadoras de Sara Montiel han sido legión. (Con
ella Lola Flores, Rocío Jurado e Isabel Pantoja). Su perfil,
pelucón y trajes silueta de lentejuelas calcados. Perfil tres
cuartos y lengüetazas sin moverte mas que lo justo. El fumando
espero y para sexy Las Camareras. Éxito asegurado.
Vanoni fue la Sara de la sala de fiestas Bagdad de Barcelona.
Acababa con un (secuelas del éxito de Bibi) integral
masculino, pero antes ya se había ganado al personal a
lengüetazos. En su vida cotidiana seguía el mismo compás. La
conocí el día que nos fuimos a sacar el carnet de artista.
Diría que no se lo dieron. Y es que Sara podía hacerlo
cualquiera con unas plumas de gusto artístico. Para la
presentación de Carla puedes leer: “… cuando se le pregunta
por su pasado de Carlos, calla, < mi vida particular me
pertenece, no tengo porque contestar a eso…>. Pero, a
veces, un silencio es una afirmación y nos vamos con la
certeza de que esta Sarita de veinte años antes era Carlos
para los amigos”.
|
Saray la hizo en todos los clubs de Madrid que se lo
pidieron. Ganó premios y reconocimientos, salía en la película
“La tercera luna” de Gregorio Almendros interpretando
sobriamente el personaje de Sara, no se le podían hacer
primeros planos con la boca abierta por un problema de piños
en guerra. Mi amiga Ana Valdi, la protagonista de la película
en su personaje de transexual, cantaba “Tatuaje” y Juanito
Díaz, El Golosina, un tanguillo; < que es eso del porro que
anda por ahí, que fuma la gente y que yo nunca vi.…?>. Si
estás interesado en el reparto, anécdotas y fallecimientos lo
encontraras en mi libro “Memorias Trans”. La película,
incomprensiblemente, no ha sido editada en dvd.
JOAN GIMENO
Los cabareteros descubrimos a Joan Gimeno en los años 70,
durante su estancia como showman en la sala Llantiol de
Barcelona, aunque en su carrera artística había un antes y
habría un largo después que aún le mantiene al pie del cañón,
(o de estos cruceros que nos amplían horizontes y nos llenan
de cultura postalera), dispuesto a demostrar que su humor es
tan internacional como su sentido común. Aprovecho la ocasión
para recomendarte que entres en su Web: joangimeno.com y
tendrás la información que te mereces.
Sara
Montiel fue su pareja (suponiendo que la diva sea pareja de
alguien cuando tiene el foco dándole en la cara) para
presentar en los 90 una serie de programas de televisión: “Ven
al paralelo” que entusiasmaron a los amantes del espectáculo y
que hoy van más buscados que los Stradivarius. Gimeno hizo
gala de ser todo un caballero al servicio de una de las
mejores etapas de Sara Montiel y hoy (Junio 09) me recuerda:
-De niño ya
veía actuar a Sara Montiel en las películas que daban por la
tele, y para mí era una gran estrella, pero nunca se puede
saber lo que puede ocurrir con los años y conmigo sucedió.
Estando trabajando en la sala Edén Concert de Barcelona, en
la última y efímera tapa de la misma, conocí a un vedette
llamada Mamina y a su marido que era presente; le gustaba
mucho mi trabajo. Cuando el Edén Concert cerró sus puertas
para siempre volví al Llantiol y dos años después me llamo el
marido de Mamina y me dijo que necesitaba un humorista para
una gira con Sara Montiel y si podía interesarme; acepté,
naturalmente. Al principio fue bastante difícil porque yo no
estaba acostumbrado a las reglas impuestas por un gran
espectáculo con una estrella. Estrenamos en el teatro Victoria
Eugenia Antzokia. Teníamos dos funciones; una por la tarde y
otra por la noche. En el estreno, por la tarde, había
personalidades de la cultura y la Duquesa de Alba. Mi
actuación de la tarde no le gustó mucho a Sara, pero por la
noche yo ya me había relajado y fue muy bien, y ella me
felicitó y me preguntó > ¿continuaras la gira con nosotros?>,
< ¡claro!>, le contesté y todo fue mejor de lo que
Esperaba.
- La relación
con Sara fue normal, yo era el artista que trabajaba para una
gran estrella. En Mallorca trabajamos en el Auditorio y allí,
después de la actuación, Pepe Thous, el marido de Sara, me
invitó a tomar una copa de champagne a su ático donde las
vistas eran impresionantes y de donde se podía vertida la
bahía de Palma. Se terminó la gira y regresé al Llantiol. Dos
años después me llamaron de TVE para ofrecerme presentar, con
Sara Montiel, el programa “Ven al Paralelo” y fue en esta
época donde pude conocer a la verdadera Sara; una mujer
increíble, con un sentido del humor impresionante, una
compañera. Aprendíamos los guiones en su casa, que tenía en la
zona de Sarria de Barcelona, de domingo a martes y el
miércoles grabábamos el programa.
- Como
anécdota recuerdo una que me hizo sentir como un rey. Sucedió
una noche que, estando ensayando en casa de Sara tenía que
ir, al terminar, a la inauguración de un restaurante pequeñito
de un amigo mío, el restaurante en cuestión se llamaba “La
cova blanca”, y yo era el anfitrión, había convocado a
compañeros míos, como Nuria Feliu, Jordi LP, Amparo Moreno,
Cesc Queral…bueno, muchos compañeros y todos mis amigos allí
esperándome…como te decía cuando estaba ensayando con Sara le
dije que me tenia que ir a esa inauguración, y me preguntó
quién estaría, se lo conté y que también estaría su amiga
Nuria Feliu. Sara enseguida me preguntó < ¿Puedo ir
contigo?>, le contesté que por supuesto y ella se maquillo
rápido y al abrir el armario para coger un abrigo vi que tenía
tres de visón por estrenar, arrancó la etiqueta del verde, se
lo puso encima y salimos a por un taxi.
Siendo el
anfitrión tenía que ser el primero, y llegué el último, pero
al entrar me quedé en la puerta e invité a entrar a Sara y
cuando lo hizo todos enmudecieron de la impresión. Fue muy
emocionante, nadie se esperaba a esta gran señora. Sara es una
mujer espectacular por dentro y por fuera.
En el
ambiente se decía que era poco aficionada a memorizar textos,
tú que tuviste la oportunidad de comprobarlo ¿que dirías al
respecto?
-
Durante el tiempo que ensayaba con ella era muy aplicada, le costaba memorizar los guiones, pero a la hora de la
grabación todo salía bien. Cuando tenia que improvisar lo
hacia bastante bien, yo muchas veces le servia de guía si se
despistaba, porque todos los sketches los hacíamos juntos.
DIDÍ ESCOBART
Cuando Didí descansa (es un decir) de su dúo como Diossa y
Malyzzia escribe y
publica libros. Su última oferta ha sido “Curso de glamour
para principiantes” ( editorial Nowtilus) donde puedes leer
en su solapa: “ Amadrinada por Alaska, Didí llega a creerse
realmente omnipotente y todoterrena, aunque ella dice que solo
es polifacética y multidisciplinar. Actriz, cantante, modelo,
guionista, go-gó, compositora, dramaturga y diabética. Didí,
amparada en su alter ego Diossa, ha cosechado éxitos sin
<precedentes> tanto en cine, como en televisión, teatro,
radio, prensa e Internet. Y en cirugía plástica también.”
Bueno, pues va Didí y no solo se hace recomendar el libro por
Boris Izaguirre y prologarlo por Vampirella, sino que se lleva
a Alaska y a la mismísima Sara Montiel para su presentación.
Gracias a la amistad que une a los lobos esteparios le pedí
un reducido comentario de su relación con Saritisima para
tener un lujo con que cerrar este capitulo. Y Didí, sin
hablarme de precios, a modo de confidencias, me remitió el
texto que puedes leer, y disfrutar, a continuación:
A PROPÓSITO DE SARA
Me
retrotraigo a mi infancia, interpretada por mi a retrotiempo,
y me sorprendo antes aquel espejo del baño, con una toalla
reliada en la cabeza, a modo de turbante, poniendo caras y mas
caras, (ojos en blanco, morritos, carrillos mordidos…),
canturreando “Maniquí parisiena”, sintiéndome, con seis años,
un poco Sara, imitándola, con los labios torpemente
pintarrajeados con carmín sustraído del bolso de mi madre.
Entonces la
veía en la pantalla, hablando ante la cámara, poniendo ese
perfecto ángulo de cara, enarcando su ceja izquierda, (¿o era
la derecha? ¿o las alternaba?), arrastrando las palabras, con
una voz erótica e impostada, con ese cantar grave y
melancólico que erizaba mi vello y encandilaba a medio mundo,
no sólo a toda España. Recordemos que ella fue la primera que
puso el tacón en Hollywood, y compartió plató – y plato de
huevos fritos – con galanes de la época.
Yo quería ser
bella, yo quería ser <ella>, yo quería ser <Sara>. Todos – o
al menos muchos y muchas – queríamos ser <Sara>. Pero, así la
superen mil transformistas, <Sara Montiel> siempre será
única. Porque nadie mejor que <Antonia> imita a <Sara>,
alimentando un culto que ha hecho de ella una artista
irrepetible, la <Lumber one>, venerada por varias
generaciones, y con un punto kisch que conseguiría unir lo
sublime y lo profano de un modo incomprensible pero efectivo
con ganas. <Sara> es, sin lugar dudas, la gran estrella de
España. Es un icono pop, un icono gay, un icono nacional, un
icono en general. Una leyenda viva, un auténtico personaje,
una diva de verdad. <Ella> lo sabe.
<Sara>,
producto de una época, la artista de Campo de Criptana que
protagonizó aquellos melodramas tan agradecidos en época del
régimen, donde su curvilíneo palmito sería el hilo argumental
de cada trama, apareciendo siempre sofisticada, sensual y
glamourosa, interpretara a una mendiga, a un a ciega, a una
monja, a un a india, a una presa, a una gitana.<Sara> nuestra
<Sara>. Esa mujer que ha puesto rostro a la belleza lat8ina,
que aún hoy sigue avivando su propio mito, vistiéndolo,
maquillándolo… vendiéndolo, como una imagen de marca. Lista
como pocas, no como tantas, tras retirarse en los 70s`pudo
permitirse vivir de las rentas de su propio personaje, que
hacia mucho había transcendido de la pantalla a la vida real,
donde a veces el público, aunque te respeta, no te diferencia
y no te separa.
Ahora, cosas
de la vida, ironías del destino, suena mi móvil y puede ser
<ella>, que me llama, como el otro día, que estuvimos
parloteando. Primero, ya hace unos años, coincidimos en actos
varios, y nos conocimos y nos saludamos. Luego pude
entrevistarla, y charlar sobre hombres y joyas, cuando tuve a
bien presentar un programa en un canal de televisión de
estricto ámbito madrileño comunitario. Luego, en 2006, bendito
año, tuvo la gentileza de presentar mi “Curso de glamour para
principiantes”, libro que no podía haber sido más ni mejor
amadrinado. A partir de ahí, no sé si amigas, pero la señora
siempre está dispuesta a la colaboración, a la conversación y
al trago. <Sara> la divina, la idolatrada, la mundana,
<Antonia> la accesible, la cordial, la cercana. La belleza
tiene un nombre:>Sara>. Pero <Antonia> también manda, pues
ella, en la línea de Pepa/Marisol (quizá no tan
fundamentalista) también reivindica su denominación de origen:
Mª Antonia Abad. Abadesa de esa fortificación ficticia
denominada cine, donde todos moramos en clausura, adorando
falsas deidades, dioses de barro, santos con pistolas, santas
con bikini, mártires sangrando <Ketchup>, beatas de barra
americana. Abadía donde las monjas, enjaretadas en hábitos de
diseño, aparecen maquilladas, con pestañas postizas y con las
cejas muy depiladas.
A propósito
de pinturas y maquillaje, parece que la estoy viendo en su
casa, a cara lavada, pero con el mismo halo de gran matriarca,
con caniche y con leopardo, y con un medallón del tamaño de un
plato de postre, que presenta en bandeja su estampa.
Reminiscencia ibicenca, nunca falla el rollo étnico, tribal,
la connotación exótica, ya sea india o hindú o africana ( o
las tres mezcladas, por qué no); túnicas, ponchos, chilabas…
Y ese pelo,
recogido y hachazo en medio, o ensortijado y suelto, negro o
pelirrojo. Por muchos estilismos que se hayan realizado otras
en greñas, nunca podrán superar los altercados capilares que
nuestra manchega universal ha lucido a lo largo de su dilatada
carrera: moños, trenzas, coletas, tirabuzones, ondulados,
cortos, largos, grandes cardados, pelucas, postizos, melenas
lacias o permanentes afro-castellanas ( por no mencionar
cuando ha ocultado su cabello bajo una toca de reverenda
hermana…).
<Sara> alza
el puro y simula una calada. Tal vez la ejecute de verdad,
pero todo en <ella> fue siempre tan sublime, de una
artificialidad a la postre tan auténtica, de una pose y un
charme tan descarado, que por ello quedará en el aire tan
sugerente duda, como el humo exhalado. Disfruto contemplando
su morada, repleta de pinturas y dibujos de su rostro, que
compiten sin posibilidad con las otras obras de arte que
decoran el lujoso ático. <Doña Sara> expulsa el humo tal y
como lo ha venido haciendo las últimas décadas, con una
feminidad que choca con el propio acto, siendo ese perenne y
lascivo puro un falo simbólico e imaginario. Y con los ojos
entornados vuelve a su monólogo cadencioso y extremadamente
educado. Pestañea, pues sabe que de vez en cuando hay que
pestañear, y sus propias palabras son como un lánguido
pestañeo. No importa qué esté diciendo, pues ella lo dice todo
en el mismo tono, se trate de lo que se trate. Es el <tono
Sara Montiel>, y crear un tono ya es un mérito, como para
preocuparse además del contenido del mensaje… aunque os
sorprendería su cordura, su coherencia, ajena a esa musa
estereotipada, frívola y sana.
<La Montiel>
sostiene el puro con garbo, y con una mano, escaparate
humano articulado de la mejor joyería. Anillos valorados en
una pequeña fortuna chocan unos con otros, ocupando un buen
número de dedos, dedos despuntados por uñas imposibles,
tornadas en garras de diseño. Uñas multicolormente esmaltadas,
pues la diva – que es un clásico en nuestra historia reciente
– no se ha quedado anclada en la estética del pasado, y es
moderna, e incluso vanguardista. Porque menuda es <ella>.
<Ella> es así. Inclusive hizo una versión <bakalao> de ese
“Fumar en un placer” que acaso procuró encasillarla. Y tan
pronto promociona la Mtv como es portada de Interviú, como que
se marca un dúo con su delfina Alaska.
Como rendida
admiradora, corro un metálico velo, de acero inoxidable y
galvanizado, al memorar aquel innecesario traspiés, que a
<Sara>, antaño <Sarita, Saritísima> rebautizada con ese lujoso
adjetivo superlativo tan apropiado, por momentos mutó en
Saritérrima. Pero no es tan fácil derribar un mito fortificado
de glamour hispano, en el inconsciente colectivo tatuado.
Nuestra <Sara de la Mancha>, excelsa compatriota, cupletista
Deluxe, diosa en technicolor, la gran dama.
Pero es que
<Sara> es superlativa, es excesiva, es exagerada. Por eso es <Saritísima>.
Es divertidísima, es guapísima, es personalísima, es
simplemente…<extraordinarísima>. Sí, todos quisiéramos ser
<Sara>. Todos tenemos un poco de <Sara>, todos llevamos una
<Sara> dentro (o, al menos, deberíamos). Y yo sigo mirándome
al espejo, ficticia y ufana, soñando que algún día, cuando sea
mayor, consiga mi sueño infantil y por arte de <Montiel> me
convierta en <Sara>.
Gracias, Diossa Montiel.
Sara Montiel
ya forma parte de nuestra memoria histórica. Y en la historia
trans un referente.
(Contacto:
soypierrot@hotmail.com )
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(Edición “Memorias Trans 1º ”)
C.
A. 18-01-2010
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