Publicado el
11-07-2003
La mañana de LLeida-. Un numerosísimo grupo de
gays y lesbianas de España ha celebrado el Día del Orgullo en recuerdo de
una redada ocurrida el 28 de junio en EEUU que terminó con numerosas
detenciones, de varios prójimos que se amaban entre sí.
Una reciente
sentencia del Tribunal Supremo de los EEUU ha legalizado la homosexualidad
privada, íntima y doméstica que era considerada delito en el Estado de
Texas y en 13 estados más de la nación norteamericana. Ahora ya se puede
ser sodomita sin el riesgo de multas o cárcel. Claro está, que tampoco
dice la sentencia que las relaciones homo sean un timbre de gloria, ni una
actividad benéfica para la humanidad, que simplemente ha quedado
despenalizada.
Que no se
eche a la hoguera a los homosexuales no significa en absoluto que la
sodomía pueda ser considerada como una práctica sexual normal, aceptable y
conveniente para toda la humanidad. La tolerancia no puede significar
neutralidad.
Prescindiendo
de otras razones morales o religiosas, la homosexualidad debe abordarse
desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos –en la que por
cierto brilla por su ausencia ese pretendido derecho– y desde la
concepción de bien común que debe inspirar toda política nacional o
internacional al objeto de lograr precisamente una comunidad y una
humanidad mejor.
De alguna
forma ha de garantizarse que la comunidad humana sobreviva a sus propios
errores, y por ello resulta indispensable la existencia de una
descendencia, que garantice la continuidad de la especie humana...
¿Estaremos de acuerdo en que sin hijos no hay sociedad? Lo que es bueno
para uno ha de ser bueno para todos. Y lo que es bueno para todos es bueno
para uno.
Puede
asegurarse que un importante estudio científico ha demostrado (qué inmenso
descubrimiento) que para ello es indispensable, hoy por hoy y desde hace
millones de años, la existencia de hombres y mujeres de sexos diferentes
cuyas relaciones sexuales entre ellos han sido el mejor camino para lograr
esa descendencia sin la cual no hay futuro. Uno ya sabe que dentro de las
relaciones hombre-mujer surgen prácticas que alteran esa finalidad de
reproducción genética. Pero son prácticas que dejan intacto el terreno
para otro día y que tienen una motivación sicológica coyuntural, sumamente
atractivas. En términos clásicos la relación mujer-hombre es
potencialmente fértil. La relación hombre-hombre es radical e inicialmente
estéril.
Gays y
lesbianas, como ahora suelen llamarse, comprenderán fácilmente que el
derecho debe proteger esa relación hombre-mujer, “de la que depende la
continuidad de la vida, de la humanidad, del mundo, más que esas baldías e
infructíferas relaciones homosexuales.
Eso no
significa negar a los sodomitas y gomorritas (palabra que acabo de
descubrir) ningún derecho natural público o privado. Incluso cuando en la
edad media y moderna, eran lanzados a las hogueras hubo reyes maricas,
clérigos maricas, ha habido y habrá políticos maricas y –como no– artistas
maricas. Nadie discute el pleno ejercicio de sus derechos humanos y
constitucionales. Hasta: (puedo jurarlo) pueden ser funcionarios, pero no
pueden, ni podrán, en cuanto homosexuales, engendrar hijos.
Proteger la
familia es proteger las relaciones hombre y mujer y es proteger la
continuidad de la vida, o sea de la inteligencia y de la cultura que se
transmite de generación en generación. Nunca en definitiva podrán contraer
matrimonio, ni podrán por otra parte disfrutar –es un decir– de la
prestaciones sociales y fiscales de que disfruta –es otro decir– el
sufrido padre o madre de familia numerosa.
Día del
Orgullo Gay ....¿De qué?
Han sido uno
de los colectivos más castigados por el sida y uno de los grupos humanos
que más ha propagado esta mortal epidemia que hoy contagia a cuarenta
millones de seres humanos. Son, en cuanto que homosexuales, la encarnación
de la inutilidad y de la amoralidad más rotunda.
La homosexualidad, en cuanto tal, no es que sea un síntoma de decadencia,
sino más bien la prueba de la misma decadencia. No es el progreso, sino al
contrario el regreso a Sodoma y Gomorra.
Nadie ni
ricos ni pobres, ni sabios ni burros, ni hombres ni mujeres, podemos hacer
siempre y en todo lugar lo que nos dé la gana. Todos estamos al servicio
de la razón y de la vida, y todos nos debemos al magisterio de quienes por
razón de edad y de oficio saben más que nosotros; cuando sepamos tanto
como ellos podremos justificadamente criticarles y superarles. En eso
radica el valor y el peso de la tradición y de la cultura.
Sobre el buen
o mal gusto de esa multitudinaria manifestación madrileña del día 28 de
junio, y sobre la presencia de líderes políticos y sindicales en ella es
preferible no opinar: sobre gustos no hay nada escrito.
Los obreros
que ven a sus líderes en manifestaciones que ni de lejos tienen que ver
con sus reivindicaciones, seguramente se sentirán más lejos de esa
izquierda que ve en la liberación sexual la quintaesencia de su acción
política.
Juan Besa Esteve. Abogado
Coment Web-.
Este elemento debe de tener unas pesadillas terribles, lo violaran, se
vera el único espécimen en la tierra, no podrá procrear, el mundo se
acaba, el no puede hacer nada......; que pena por Dios.
C. A.
15-07-2003
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