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Coqui, abandonada por el servicio penitenciario en la Cárcel
San Martín de Córdoba, pierde la visión en un ojo por un
herpes mal atendido.
Indymedia/Diario Digital Transexual-.
Cuatro jóvenes transexuales son detenidas, maltratadas y
torturadas psicológicamente a las dos de la tarde en una
ciudad de la Provincia de Córdoba, cuando estaban... tomando
un helado en la plaza.
Nicol es internada por un cuadro de anemia y fallece un mes
después de neumonía contraída en el hospital. Su cuerpo es
entregado en una bolsa negra, con el cuello quebrado para
poder meterla.
Magalí es golpeada brutalmente en una esquina por dos hombres
con cadenas. Hoy se recupera de la golpiza con una pierna
enyesada e inmovilizada en una cama.
Estas cuatro historias, detalladas en el texto de la activista
travesti / transexual feminista Maite Amaya "Denuncia: cuatro
situaciones de violencia contra personas
travestís-transgéneros-transexuales", sucedieron en el lapso
de un mes, y fueron sufridas por personas travestis-transgéneros-transexuales
en la Provincia de Córdoba.
Las cuatro situaciones son ejemplos de la brutal violencia que
cotidianamente se ejerce, de distintas maneras, sobre los
cuerpos y las vidas de quienes no se ajustan a la norma
heterosexista. En todas, de un modo u otro, aparece la mano
del Estado, a veces como responsable directo, otras veces,
amparando o legitimando la impunidad de los agresores.
Son cuatro muestras del funcionamiento de los dispositivos
normalizadores y disciplinadores de los cuerpos que
criminalizan las identidades que no han sido normadas de
acuerdo a la estructura sexo-genérica binaria varón-mujer, que
instala una sexualidad productiva y reproductiva que a la par
que construye, jerarquiza y expulsa a los márgenes. Lo hace
desde un denso entretejido de instituciones: las fuerzas
represivas, la escuela, el sistema de salud, los medios de
comunicación, las iglesias, las universidades... Un tejido tan
pero tan denso, que construye las opresiones y simultáneamente
logra que no nos sean visibles las causas y los mecanismos de
opresión en funcionamiento. Tan pero tan denso que logra
instalarse como lo "natural", o lo "que Dios manda".
Podríamos recorrer muchas más situaciones, muchas de ellas
vividas por las mismas protagonistas, muchas también en otros
lugares del país, como las que dieron origen al habeas corpus
colectivo presentado el pasado 9 de agosto por las travestis
detenidas en cárceles del sistema penitenciario bonaerense.
También podría decirse que de nada sirve el enumerar las
distintas vejaciones y maltratos que sufren las personas
transgéneros, que sólo vuelve a ponerlas en el lugar de
víctimas, desplazándolas una vez más del lugar de sujetas
forjadoras de sus destinos. Sin embargo, dos cosas deja en
evidencia la contundencia de los hechos denunciados. Por un
lado, la hipocresía de gobiernos que desde discursos
políticamente correctos crean secretarías y programas y
plantean políticas "inclusivas" que enuncian cambios pero que
nada cambian, ni siquiera en las instituciones que dependen
directamente de ellos, como las cárceles o las escuelas. Por
otro, el fuerte atravesamiento de género y clase que enmarca
la violencia.
Estos relatos no son nuevos, pero empiezan a escucharse cada
vez más frecuentemente y con más fuerza, a exigir atención y
respuestas -no sólo del estado, sino también de las
organizaciones del campo popular, del ámbito de los DDHH, de
las anti represivas, de las feministas, de los medios
alternativos de comunicación-, a medida que se fortalecen lxs
activistas, las organizaciones y las redes militantes y
solidarias construidas entre personas trans a lo largo y a lo
ancho del país, en un proceso que va poco a poco haciendo
mella y socavando los mismos cimientos machistas de nuestra
cultura.
A continuación cuatro de las situaciones que atravesamos las
travestis –transgéneros-transexuales que vivimos en Córdoba
capital. Estos hechos suceden en el lapso de un mes.
Son algunas de las situaciones que nos duelen, pero sobre todo
nos nos ponen de pie, unen, y fortalecen.
Estamos organizándonos para luchar contra la opresiones de las
que queremos librarnos…
Continúan las torturas a travestis en el penal cordobés de San
Martín.
Coqui la travesti y/o transexual detenida en el penal de San
Martín, que desnutrida y muy enferma, unos meses atrás
denunciaba abandono de persona y violación a los derechos
humanos.
Hoy vuelve a contar la desastrosa situación a la que está
sometida por el servicio penitenciario de la provincia de
Córdoba.
Hace poco más de un mes le salió un grano en la frente que le
picaba mucho, dolía e irritaba el ojo derecho. Tras rogar como
otras veces que la trasladen al hospital de la cárcel,
consigue ser trasladada.
En el hospital del penal a cargo del doctor Luis Pino, recibió
el ya acostumbrado trato que tienen travestis / transexuales y
personas viviendo con VIH. El médico Carlos Martínez la
observo a distancia, a las apuradas y diagnostico sinusitis
recetando medicación y vahos de vapor.
El grano reacciona mal, se propaga a la cabeza, provocando
picazón excesiva. Tras suplicar a la guardia consigue
nuevamente atención medica, esta vez en el servicio médico del
penal, le diagnostican conjuntivitis, receta gotas y vahos de
vapor.
Dado que los diagnósticos no son correctos, ni la revisación
médica eficiente, ni la medicación acertada, y tras la demora
para atenderla, su situación empeora.
Coqui tiene un herpes que ante la negación de atención medica,
la discriminación y la mala praxis le revive, tomándole el
lado derecho superior de la cabeza dejando a la vista piel
muerta e irritación.
El hospital penitenciario no cuenta con medicación alguna,
entonces consigue ser trasladada al hospital Rawson, donde le
recetan y le dan a la guardia penitenciaria Aciclovir y otra
crema, pero al llegar al penal se la niegan, diciéndole que no
ha sido medicada.
Tenia turno para revisación médica una semana después en el
Rawson. Y aunque coqui se esforzó en pedir traslado, esta vez
no lo consigue, solo burlas es lo que obtiene. El servicio
penitenciario de Córdoba vuelve a negarle atención médica.
El estado del herpes en su rostro empeoro y comenzó a
preocupar hasta a sus pares del pabellón 1. Así es como otros
privados de su libertad le consiguieron gotas para humedecer
el ojo; a pesar que la alivianaba no era lo que necesitaba
para frenar el avance del herpes. Seguía necesitando atención
médica.
Coqui comienza una huelga de hambre, nuevamente arriesga su
vida, con su delicado cuadro de salud viviendo con VIH con una
penosa nutrición y saliendo de una fuerte recaída inmunitaria
provocada por el servicio penitenciario. Tras su tercer día de
huelga de hambre consigue con increíble coraje y luchando por
sobrevivir que la trasladen al hospital Rawson para ser
medicada nuevamente.
Dificultad para ver, mucho dolor de cabeza, fiebre, excesiva
irritación del cuero cabelludo, sarpullido en frente y ojos,
mucho ardor. Durante casi dos semanas burlada por los guardias
que no recibían orden de traslado.
“Ellos parecen no entender que una travesti / transexual
viviendo con VIH es una persona no un experimento”, comento
coqui, envuelta en llanto y muy angustiada. “siento arena que
me raspa dentro del ojo”.
En el hospital Rawson, un oftalmólogo le comunica que el
herpes esta ahora ubicado dentro de su ojo y que hay muchas
probabilidades de que pierda la visión en el ojo derecho.
Esta vez el servicio penitenciario accede a alcanzarle la
medicación que le dan en el hospital.
El subdirector Gustavo Molina la cita para darle el parte
médico para el que llama a “personal pertinente: el psiquiatra
del penal”. Por lo que coqui pregunto si se estaban burlando
nuevamente. Aunque no cabe ninguna duda de esto. Además el
psiquiatra le dijo que necesitaría usar lentes con aumento. A
lo que coqui respondió que ya había sido notificada en el
hospital Rawson, que su ojo quedara sin visión y totalmente
blanco con el tiempo. “me dejaron tuerta” explico coqui.
El servicio médico del servicio penitenciario no está
preparado para atender a personas, mucho menos con problemas
de salud. Ni que hablar de personas viviendo con VIH. Para
estas la cárcel es doblemente tortuosa, es como se dijo en
otra oportunidad una condena a muerte.
Claro está que la cárcel en sí misma no está preparada para
tratar con personas, para las que resulta un peligroso
dispositivo estatal para desintegrar la integridad
psicofísica, violando toda garantía constitucional y derecho
humano.
La cárcel es tortura para la persona privada de su libertad y
su entorno, la visita a la que se nos niega ingresar
medicación muchas veces.
La situación ha avasallado notablemente los derechos humanos
de esta travesti y es increíble la impunidad de la que gozan
las autoridades del penal dependiente del poder ejecutivo de
la provincia, léase gobernador Schiaretti. Después de tanta
aberración penitenciaria, abandono de persona, agresión y
violencia, solo esto podíamos esperar. Que el sistema
penitenciario le cueste algo tan caro como un ojo de su
rostro, literalmente hablando.
Lazos de solidaridad intentan contener a coqui en tan duro
momento, aunque ella totalmente angustiada y enfurecida,
agrego telefónicamente: “tengo miedo por mi vida, aquí en vez
de curarme me están matando”.
Que es más contravención: ¿tomar helado o ser travesti /
transexual en el espacio público a las dos de la tarde???
El pasado miércoles 8 de setiembre, cuatro travestis y/o
transexuales cordobesas son detenidas en la ciudad de río
primero por encontrarse tomando un helado en la vía pública
durante el día.
Las travestis y/o transexuales habían viajado para festejar el
cumpleaños de una de ellas con su familia residente en esa
ciudad.
Cuando termina el almuerzo familiar, las travestis y/o
transexuales invitan a la cumpleañera a tomar un helado, por
lo que se dirigen a la heladería a cuatro cuadras de la casa
donde almorzaron. Cuando son interceptadas por un C.A.P.
(comando de acción preventiva) nº 4092 y un patrullero con
personal masculino y femenino.
Tras recibir un trato de lo más humillante, son trasladadas a
la comisaría a cargo del comisario Fabián Bucatelli, donde
quedan detenidas e incomunicadas. Aparentemente por negativa a
identificarse, cuando sus datos legales ya habían sido
controlados por radio. A una de ellas se le niega el derecho a
un baño, por lo que se defeca encima. Y luego es obligada a
limpiar baños y calabozos, que estaban en condiciones
calamitosas de higiene.
Las cuatro son desnudadas frente a todo el personal masculino
quienes agregaban todo tipo de improperios y burlas,
consumando el hecho de tortura psicológica y daño moral.
Un procedimiento cargado de irregularidades, vejaciones y
trato discriminatorio. Donde no se les quiso dar ni siquiera
recibo de pertenencias, ni atención medica, y le negaron la
continuidad en los tratamientos medicamentosos a una de ellas,
recientemente punzada para una biopsia de hígado, y la
interrupción de tratamiento para el v.i.h.
El motivo legal fue la violación al código de faltas en sus
artículos 79 y 92.
La correspondiente denuncia por abuso policial está siendo
efectuada con el solidario asesoramiento de una abogada de
derechos humanos independiente. Con la valiente decisión de
las compañeras travestis y/o transexuales y el apoyo de otras
travestis y/o transexuales que no queremos atravesar más por
este trato discriminatorio que nos tortura y muchas veces nos
cuesta la vida. También la idea es presentar la denuncia con
una concentración. Seguiremos trabajando para erradicar esta
violencia, no seremos mas el objetivo de la burla de nadie, ni
blancos del odio, mientras tanto tenemos la decisión de
quitarles un poco de la total impunidad con la que se manejan
o por lo menos sentar un precedente en contra del accionar
policial, que no es muy diferente en cualquier lugar de de la
pcia. De Córdoba.
Ser travesti y/o transexual ya no es una contravención en esta
provincia, al menos no explícitamente, aunque sabemos que
implícitamente seguimos criminalizadas, situación sostenida
por la ambigüedad de los artículos del código de faltas, por
la cual cargan a travestis y/o transexuales, morochxs, pobres,
y trabajadorxs independientes, para rellenar estadísticas que
demuestren “la efectividad del sistema de seguridad o
represivo” montado por el poder político.
Travesti recibe trato discriminatorio en hospital, aun muerta.
Nicol era una travesti de 30 años de edad. Habitaba una pieza
de pensión en el centro de la capital cordobesa. Como tantas
otras travestis y/o transexuales no tenía casi contacto con
más gente que los clientes prostituyentes.
Su salud decayó, se sentía tan mal que recurrió al hospital
Transito Cáceres Allende, donde queda internada con un severo
cuadro de anemia.
Internada en el hospital contrajo neumonía, estuvo cerca de un
mes internada. Ninguna de las travestis que se paran en la
misma zona sabia que estaba hospitalizada. “creíamos que
estaba de viaje”, comento una compañera travesti.
Cuando estaba por conseguir el alta murió. Sola, como se han
ido muchas, muchísimas.
Al enterarse de su fallecimiento otras travestis y/o
transexuales reclaman el cuerpo para velarla, hasta que lo
consiguen. Es entregada en una bolsa negra cerrada, le
quebraron el cuello para que entre en la bolsa. Esta es una
práctica dada de baja ya que era considerada discriminatoria.
Pero la discriminación es una constante hacia travestis y/o
transexuales por el personal médico, hospitales públicos y en
espacios de formación académica del personal sanitario.
Luego no conseguían cajón para velarla. Movieron cielo y
tierra lo consiguen. La velan, luego la creman.
El parte de defunción del hospital decía: “neumonía típica de
la comunidad.”
Podría haber sido a cualquiera de las que estábamos laburando
por allí.
Magali es una pequeña travesti de 20 años. Estaba laburando,
como cada noche, en la puerta de su casa cuando llegaron dos
tipos grandes físicamente, de entre 24 a 26 años de edad.
Tras agredirla verbalmente, comenzaron a azotarla con cadenas
de moto. Hasta que Magali cae al piso. Allí en posición fetal
la patean con un visible odio. “Mientras sentía los puntapiés
en la espalda uno de ellos me pateo la pierna hasta
fracturármela” comento Magali.
“estaban en moto, las habían dejado a una cuadra, podría haber
sido a cualquiera de las que estábamos laburando por allí,”
comentaron otras compañeras travestis. Hoy se recupera de la
golpiza enyesada e inmovilizada en una cama.
“Creí que me iban a matar,” comento Magali.
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C.
A. 24-09-2010
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