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El transexual que denunció a su empresa por presunta
discriminación asegura que fue “durísimo” dar el paso para
comenzar la reasignación de sexo.
Diario Alcalá-.
La transexualidad es una realidad invisible. Así lo pone de
manifiesto Kristian Sanz, que señala que la sociedad no está
preparada para afrontarla. “Hemos abierto mucho la mente, pero
creo que existe mala información al respecto. Es algo que
parece que está admitido, pero si te toca de cerca ya la cosa
cambia”, aclara. Este joven, que comenzó el proceso de
reasignación de sexo en agosto de 2009, destaca que por fin se
ha encontrado a sí mismo y que las piezas del puzle de su vida
comienzan a encajar.
Tiene 32 años y aunque su decisión pueda parecer tardía,
Kristian explica que la transexualidad no depende de la edad,
sino de la persona. “Vives como en una agonía diaria en la que
no te sientes feliz, no te sientes tu mismo, pero no
comprendes qué es lo que te ocurre", indica. “Yo a todos los
efectos me creí lesbiana, hasta que me di cuenta de la
realidad".
Una realidad que ha estado presente a lo largo de su vida.
“Pasas por experiencias que a veces no entiendes. Yo siempre
he rechazado los roles de género que impone la sociedad. Le
quitaba los juguetes a mi hermano cuando era pequeño y no
entendía por qué tenía que comportarme como una ‘señorita'
cuando yo en realidad lo que quería era jugar al fútbol con
mis compañeros de clase", recuerda.
Y esa ambigüedad, dice, fue la que le llevó a pensar que quizá
había nacido en un cuerpo equivocado. Pero no fue tan sencillo
como imaginaba. “El verano del 2009 fue uno de los peores
momentos de mi vida. Fue entonces cuando me planteé comenzar
con todo el proceso de reasignación de sexo. Me asaltaban
tantas dudas que me dolía la cabeza a diario y me creaba
ansiedad", asegura. Dudas y conflictos sobre como afectaría su
decisión en todos los aspectos de su vida que hicieron que la
experiencia se le antojara “durísima".
“Te planteas cómo va a cambiar tu vida en todos los aspectos y
cómo lo explicarás ante amigos y familia. Tenía dudas de si me
rechazarían o no, si merecía la pena arriesgar, los problemas
que podria encontrarme...". Sin embargo, un año después de
ponerse en manos de la Unidad de Identidad de Género del
Hospital Ramón y Cajal confirma que el “mal trago" de verdad
mereció la pena.
“El cambio es como una bofetada. Tienes que volver a nacer y
dar nuevos pasos. No obstante, cuando por fin sabes quien eres
y te encuentras a ti mismo ganas mucha seguridad. Las piezas
del puzle van encajando solas y lo que en un principio
pensabas que no tenía solución descubres que sí existe y es
mejor de lo que esperabas".
Pero aunque ha recibido el apoyo de muchos amigos y conocidos,
no todo el mundo lo acepta de la misma manera. “Hay mucha
confusión respecto a la transexualidad. Hay que dejar claro
que no es lo mismo que homosexualidad, y a pesar de que cada
vez abrimos más la mente, hay mucha gente que prefiere
mantenerse al margen cuando se tocan estos temas".
ÁMBITO LABORAL
Kristian indica que desde el día en que comunicó en su trabajo
la decisión de comenzar el proceso de reasignación “comenzaron
a sucederse las incidencias". Su denuncia sobre presunta
discriminación por parte de la empresa Tritoma, para la cual
trabaja como profesor de pilates en Torrejón de Ardoz desde
octubre de 2007, se hizo pública el pasado 11 de enero y
apareció en varios medios nacionales.
El joven alegó que había sufrido, por parte de algunos
empleados y alumnas, vejaciones y quejas “sin fundamento” que
terminaron con la no renovación de su contrato, “comunicándose
al trabajador que no daba el perfil requerido para el
desempeño de ese puesto, a pesar de que anteriormente, cuando
era reconocido como mujer, había trabajado tres temporadas
completas". Y es que aunque mantiene su puesto en la empresa,
achaca que han reducido su trabajo de 23 horas y media a 7,
con la consecuente disminución de sueldo.
La empresa por su parte, lanzó un comunicado un día después de
que se hubiera publicado la queja de Kristian, donde aclaró
que, ante la confusión de algunos medios de comunicación, el
trabajador no había sido despedido y no se había producido
ningún tipo de discriminación hacia él. “En todo momento
Tritoma ha sido, es y será respetuosa con los derechos
fundamentales de las personas que con nosotros se relacionan
y, si cabe aún más, con nuestros empleados", destacó en su
escrito.
Además, señaló no tener constancia de que se hubiera producido
acto de conciliación con el trabajador aludido ni demanda
alguna, tal y como había señalado la Asociación de
homosexuales, transexuales y bisexuales de las universidades
Politécnica y Complutense de Madrid y de la Universidad de
Alcalá. Sin embargo, Kristian niega que esto sea así. “Se les
envió la citación y ellos no quisieron firmar la carta
certificada donde se les notificaba el acto. Yo tengo los
papeles que demuestran que el acto de conciliación se produjo
y que ellos no asistieron", apunta.
Así, él continúa prestando sus servicios para la empresa ya
que manifiesta que el dinero le hace falta y que sus alumnas
“no se lo merecen". No obstante, reconoce que este proceso le
está cansando tanto física como psíquicamente.
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C.
A. 21-01-2011
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