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El 'ochomil' de dos transexuales
Ambas son empresarias y con hijos, y reivindican mayor
visibilidad para un colectivo discriminado - "Es más fácil
meterse con un grupo por el morbo"
País-.
A diferencia de entonces, sus facciones son más suaves y
femeninas, unos rasgos que está logrando tras someterse en
estos últimos meses a una cirugía facial que le acercan un
poco más a la imagen de mujer que quiere proyectar. Su lenta
pero decidida metamorfosis le va alejando de ese chico que
aparece en las fotografías escalando paredes de hielo en
Pirineos.
Viene acompañada de su mentora y amiga, una transexual que va
un paso por delante de ella y que le ha ayudado a afrontar los
problemas que implica en el ámbito social y familiar romper
con los moldes convencionales. También se llama Sonia, de
apellido Bustillo. Las dos son empresarias y tienen familia.
Bañeza dos hijas menores de cinco años y Bustillo un hijo de
21. "Cuando decides dar el paso siempre buscas algún punto de
referencia de alguien que te sirva como guía", explica
Bustillo.
La transexualidad, vista como la disociación entre la realidad
biológica del cuerpo y una identidad sexual que va en
dirección contraria, genera polémica. Por eso, estas dos
mujeres luchan para que la situación de las personas
transexuales se haga visible. Quieren romper con la imagen que
rodea a la transexualidad con la prostitución. "Es difícil
hacer entender a la gente lo que nos pasa, por eso hay tanto
sufrimiento. Imagina lo que es cuando te miras al espejo y lo
que ves no está reflejado con lo que sientes. No encontrarte a
ti misma", explican.
Sonia Bustillo, de 44 años, gerente de un taller mecánico en
Deusto, recuerda con orgullo un día en la Asociación
Errespetuz de Bilbao: "Vinieron los padres de un hijo
transexual de 24 años y se alegraron de ver que éramos gente
normal. ¿Qué se pensaban?". Bañeza, responsable de una empresa
de pinturas añade: "Es más fácil meterse con un grupo por
morbo que explicar la realidad. Existe la prostitución, pero
no es la única salida".
Las dos se han sometido a un tratamiento hormonal y en cuanto
cumplan los dos años que obliga la ley desde el inicio del
proceso cambiarán el nombre y el sexo en el Registro Civil.
Quieren someterse a una reasignación de sexo pero cada una
lleva diferentes ritmos. El de Sonia Bañeza está marcado por
el reto de ser la primera transexual en subir un ochomil.
Desde que se inició en el montañismo ha subido 162 cimas en
Pirineos.
En octubre quiere viajar a Nepal y subir un 6.500 para
aclimatarse. Si todo va bien ascenderá en la primavera de 2012
el Cho Oyu (8.201), la sexta montaña más alta del mundo y uno
de los ochomiles más fáciles. La figura de Jan Morris sale en
la conversación. La escritora transexual inglesa que cubrió
para The Times en 1953 la gesta de Hillary y el sherpa Tenzing
cuando escalaron por primera vez el Everest.
"De alguna manera ya he subido mi propio ocho mil para lograr
ser mujer, pero es un reto personal y un sueño para cualquier
alpinista con el que quiero mostrar el espíritu de lucha de
los transexuales", concluye.
"Lo primero siempre es mi hijo"
Sonia Bustillo ha tenido que romper muchos moldes sociales
para poder mirarse en los espejos del portal de su casa y
reconocerse tal y como se siente: una mujer que intenta ser
"moderadamente feliz". Pertenece a una familia de mecánicos de
coches de tres generaciones que es dueña de un taller en
Deusto desde 1920. No esconde que su familia lo lleva mal. "Yo
aplico la siguiente fórmula; antes tenía un problema. El
problema lo he solucionado, ellos tienen un problema si
quieren solucionarlo que lo solucionen. No van a vivir mi
vida, la única persona que va a pasar toda la vida conmigo soy
yo. Ahora que por fin me siento a gusto conmigo misma por
primera vez en mi vida no voy a renunciar a nada". Y añade
tajante: "Mi hijo es feliz y me acepta, el resto del mundo,
sinceramente, me da igual".
Para esta mujer reacia a las operaciones si no son necesarias
y pragmática, no da un paso si el anterior no está bien
asentado, su hijo de 21 años ha estado siempre por delante de
cualquier decisión: "Esperé a que fuera mayor para dar el
paso. Desde los diez años ha estado conmigo. Después de
separarme luché para que así fuera. A los 17 años le dije lo
que me pasaba. Me lo tomé con mucha paciencia porque lo
primero era mi hijo, por encima de mí. Ahora ya está empezando
su camino y por eso haré el mío", explica contundente
Bustillo, responsable de Sanidad en la Asociación Errespetuz.
La dualidad que vive esta mujer entre Sonia y José María, su
nombre real, le ha originado situaciones curiosas en el
trabajo. "Los clientes me dicen: ¿Me vas a reparar igual el
coche que antes?". Bustillo se ríe al recordarlo: "Claro que
sí, no hay que dudar de la profesionalidad porque seas mujer".
Tiene las uñas pintadas de oscuro pero las manos siguen siendo
fuertes: "Soy la jefa pero cuando hay que mancharse de grasa
soy la primera".
Cronología del cambio
- Sonia Bañeza inicia en agosto de 2010 el tratamiento
hormonal.
- En enero de 2011 se somete a una cirugía facial.
- En octubre de ese año quiere viajar a Nepal para entrenarse
y escalar el Cho Oyu, en primavera de 2012.
- En diciembre de 2011 se cambiará el nombre y el sexo en el
Registro Civil tras cumplirse dos años desde el inicio de la
hormonación.
- En otoño de 2012 quiere someterse a una reasignación de sexo
en Tailandia.
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C.
A. 27-04-2011
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