Qué extraña e irónica paradoja que el PP no acuda mañana a la manifestación en pro de la paz y contra el terrorismo que tendrá lugar en Madrid, cuando no han parado de sorprendernos e incordiarnos con todo tipo de manifestaciones encaminadas a desgastar y desacreditar al PSOE y al propio Presidente del Gobierno.
Manifestaciones para limitar la libertad y los derechos de muchas personas y colectivos.
De repente se recatan y retractan justamente en el tema que más desasosiego causa a la ciudadanía española y en el que debieran mostrar más sensatez, unidad y responsabilidad.
No importa que se cambien los lemas de las pancartas para contentarles y tenderles la mano; nada puede animarles a acudir a dicha manifestación porque jamás han querido estar presentes en ella, sino urdir sus tramas y desatar sus tormentas con la esperanza de rentabilizar políticamente una postura tan absurda e irracional que sólo puede perjudicarles a corto y medio plazo, electoralmente hablando.
Están obsesionados y obcecados por enfrentar y dividir al pueblo, por derrotar a un Gobierno fuera de los cauces éticos y democráticos.
Con su ausencia en la manifestación de mañana sábado, y con su insana y suicida forma de hacer política, llegan a converger en fanatismo y sinrazón con los propios terroristas dándoles así un balón de oxígeno y una coartada para sus crímenes.
Y sobre traicionan a las muertas y muertos habidos en su partido a manos de etarras.
Todavía están a tiempo de reflexionar y unirse al clamor unitario que pide la paz y el diálogo y lealtad entre los partidos políticos para derrotar a un enemigo común y ruin.
El pueblo tiene memoria, sólo resta utilizarla en los momentos concretos y oportunos que nos ofrecen las urnas.