Hola chicas:
Me parece oportuno tocar un tema que creo a muchas preocupa, especialmente a las que no tienen la suerte de vivir solas.
Aunque soy argentina, mis padres eran españoles, sangre española corre por mis venas; como se que muchas de ustedes lo son, trataré de expresarme en lo posible usando vuestros términos.
Yo hace muchos años ya que en mi casa vivo practicamente como una mujer. Algo a lo que muchas de ustedes llegarán algún dia quizás, y verán lo hermoso que es, si pueden estar muchas horas ó incluso varios dias así, se sentirán muy pero muy mujeres, ý se enamorarán de esa dulce sensación.
Cuándo se llega a la madurez muchas situaciones problemáticas ya son cosa del pasado.
Pero siempre recuerdo mis primeros años de travestirme, cuándo era un niño apenas adolescente de quizás 12 ó 13 años, que vivía con el constante temor de ser descubierta vestida de mujer.
Cuándo me quedaba sola todo mi cuerpo temblaba de emoción, entraba en el dormitorio de mi madre, y comenzaba mi ceremonia secreta, el sujetador, el liguero, las medias, las bragas y la combinación. Luego su perfume, su lapiz labial, sus pulseras, sus collares......
Me sentía tan bien que no quería quitarme aquellas prendas nunca más!
Un buen día me recosté en mi cama y me quedé así, la dulce sensación de sentirme plena me enterneció, estaba completamente relajada y feliz, era tanta la paz y el gozo que sentía que me dormí dulcemente.
Un ruido me despertó, una llave en la cerradura de la puerta de calle, mi madre volvía y yo así!!!
Dios mio, no por favor, no me hagas esto!
El corazón me latía de tal forma que parecía querer saltar de mi pecho. Salté de la cama y corrí hasta el baño encerrándome dentro. No era el primer susto que pasaba y por suerte había elaborado un plan de escape.
Dentro del baño estaba preparada toda mi ropa de varón, me cambié presurosamente mientras mi madre me llamaba, le contesté que estaba en el baño, que ya salía.
Oculté su ropa íntima entre mis ropas, y antes de salir pulsé el botón para hacer correr el agua.
Como era habitual en ella, entró casi enseguida al baño, oportunidad que aproveché para acomodar prolijamente sus ropas nuevamente en los cajones de su cómoda.
Una vez más me había salvado, gracias a mi plan de escape.
Espero que a las chicas jóvenes les sirva mi experiencia.
Muchas gracias.