Estimada Marta:
Muchas gracias por no rendirte y por dejarnos respuestas como la última que has escrito. Se la leí a Elisabeth Vásquez, directora política del Proyecto Transgénero (aunque ella misma no es trans) y a Jorge Santana, uno de los activistas intersexuales más importantes del mundo (residente de la Casa Trans, como yo), y los tres nos reimos mucho. En relidad Eli casi se parte de risa, y un poco más y se cae al suelo. Nos pareció muy, muy divertida esa afirmación tuya de que las personas transexuales somos las únicas que sufrimos.
Luego, cuando llegamos a la parte en la que afirmas que todas esas personas "trans" que no son "transexuales" sólo buscan aprovecharse de las auténticas discriminaciones que sufrimos las personas trans, y que ell*s no sufren, con quién sabe cuales maléficas y retorcidas intenciones. En ese momento Eli exclamó:
- ¡Será eurocéntrica, racista y colonial! - y mientras yo abría una ventana para copiar esas tres palabras clave, añadió -. Oye Pablo ¿Tú has leido el manifiesto del octubre trans ecuatoriano? Podrías inspirarte en él para responder.
Y es que ese manifiesto muestra que la fiscalización por parte de la psiquiatría del derecho a modificar (o no modificar) nuestros cuerpos es un acto de represión patriarcal, maquillada de "cuidados a las personas trans", pero que en realidad lo único que hace es reeditar la antigua conexión entre incapacidad mental y sujeto femenino que antes se ha manifestado en impedir que las mujeres votasen, en obligarlas a obtener permiso de sus maridos para viajar o para realizar actos cotidianos como abrirse una cuenta bancaria. También habla de como el aparataje psiquiátrico y médico que en esas sociedades se pone al servicio de una reasignación binaria de sexos-géneros también borra lo trans, pues condena a las personas trans a existir únicamente en dos planos, a saber: como anhelos fallidos de “mujer” u “hombre” en tanto disfóric@s diagnosticad@s, o, como “hombres” o “mujeres” post-transexuales en tanto disfóric@s tratad@s.
En respuesta a las previsiones postapocalípticas de cómo sería un mundo en el que no existiese la necesidad de hormonarse u operarse, puedo responder que ese mundo ya existe. Se llama Manabí, y es una provincia costera de Ecuador. Sentado a mi lado tengo a uno de esos hombres transexuales manabitas post holocausticos, que no se ha hormonado nunca, ni falta que le hace, y gritando que vayamos a recoger la ropa, que llueve, a otro. Ambos son masculinos por dentro y por fuera, y no se explican para qué narices me hormono yo. Se les reconoce socialmente como hombres, y ya está. No necesitan médicos, ni psiquiatras que les confirmen su identidad. Tampoco los necesitan para que el estado les reconozca esa identidad masculina, puesto que cambiar de nombre es un trámite que aquí cuesta dos dólares y se hace en una mañana (cambio de nombre sin restricciones, se pueden llamar como les plazca), y cambiar de sexo legal tan sólo requiere un alegato judicial respecto a la identidad de género de cada uno. No se exigen ni diagnósticos de disforia de género, ni modificaciones corporales.
Y no ha pasado absolutamente nada.
Por cierto, aquellas personas que desean realizar modificaciones corporales, pueden hacerlo sin tener que pedir permiso al psiquiatra. Sólo van al médico y le dicen lo que necesitan. Es cierto que la salud pública y gratuita aquí no existe, pero esa es otra batalla que todavía queda por librar.
¡¡Ah!! Y las acciones jurídicas que permiteron que uno pueda llamarse como quiera o cambiar su sexo legal de acuerdo a sus preferencias, sin más, las realizó la misma Eli Vásquez, esa malvada no transexual que busca aprovecharse de las discriminaciones que sufrimos las pobres, pobres, pobres personas transexuales de verdad.
De lo que ha escrito Ainara no leimos nada... es que es tan demagógico que no tiene ni gracia.
Jean-Caude, de lo que has escrito, deduzco que no conoces demasiado la teoría de conjuntos difusos. Esta teoría no es una patraña de personas inseguras de su propia identidad que pretenden arrastrar en su camino a las personas transexuales bien definidas. Se trata de una explicación alternativa al sistema binario de género.
¿Qué es el binarismo de género? Es lo que la mayoría de la gente me pregunta cuando hablo de estas cuestiones. El binarismo de género es otra teoría que dice que sólo existen hombres, mujeres, y punto. Sin embargo la realidad nos muestra que hay otras realidades, como por ejemplo las realidades de las personas intersex, o de las personas que no se consideran ni hombres ni mujeres, o que se consideran ambas cosas a la vez. Son personas que existen y a las que el sistema binario, profundamente negador de la realidad, no les concede un espacio dentro de la sociedad.
Frente a este binarismo, la teoría de conjuntos difusos se alza mostrando que cada persona debe poder encontrar un lugar en el que ser y expresarse dentro de su propia realidad de género, que puede ser hombre, mujer, transfemenina o transmaculina, intersex, andrógina, travestis, trangénero, bigéneros, kariwrmis, two souls, hijra... y otras identidades que yo no conozco, o que aún no han sido inventadas, pero que pueden aparecer el día menos pensado.
Al mismo tiempo, la teoría de conjuntos difusos muestra que los conjuntos "hombre" o "mujer" no son cerrados o lógicos, es decir, que uno debe pertenecer totalmente, o no pertencer en absoluto a ellos, sino que se puede pertenecer en parte. Por ejemplo, hay hombres que tienen un caracter dulce, tendencia a desear cuidar de los demás, que son apacibles y nada agresivos... todo ello características tradicionalmente femeninas. Sin embargo, son hombres puesto que ellos se consideran como tales.
En este panorama de conjuntos difusos hay un lugar para cada persona. Una mujer transexual puede englobarse perfectamente en el conjunto difuso de mujeres, si ella considera que sus características le permiten pertenecer a este grupo. En ese sentido (y esto es algo que yo siempre he defendido a capa y espada), una mujer transexual podría quitarse tranquilamente el "apellido" y considerarse simplemente mujer, puesto que eso es lo que es. Igualmente, otra mujer transexual podría no considerarse totalmente mujer (como es el caso de Jo) y sentirse más cómoda ocupando un espacio en el conjunto difuso de las mujeres, y al mismo tiempo otro espacio en el conjunto de l*s trans, o de los hombres. Matemáticamente, esto es posible.
Para que te hagas una idea, nosotros vemos el género como una variable cualitativa. ¿Cómo valorar si un vaso de agua está lleno? Hay un punto en el que está totalmente lleno, y otro punto en el que está totalmente vacío. Sin embargo, puede no estar lleno hasta el borde, pero si lo suficientemente lleno como para que siga considerándose "lleno" (por ejemplo, un dedo por debajo del borde), o lo mismo con lo vacío. Y luego podría estar casi lleno, medio lleno, medio vacío, casi vacío... y todos estos estados del vaso son cualitativos y subjetivos, de manera que el vaso para unos puede estar medio lleno, y para otros medio vacío. Del estudio de la función entre lleno y vacío que ocupa el vaso se encargaría la teoría matemática de los conjuntos difusos.
No sé, a mí no me parece que sea una idea que vaya en contra de nadie, aunque sí que es verdad que a veces hace que la gente sienta rechazo, porque apela a nuestro lado más hijoputa. Y es que admitir que "un señor con barba" puede ser tan mujer como una señora que se ha hormonado y operado, algunas veces es duro, ya que tod*s (y en esto yo me incluyo) necesitamos sentir que somos mejores, distintos y especiales.
Jo Be, comparto tu perplejidad por los tintes que está tomando este debate. Por otra parte me gusta porque, además de darnos la oportunidad de que aquí en la Casa Trans hagamos divertidas sesiones de risoterapia, me da la oportunidad de leer tus estupendas opiniones y respuestas. ¡Por favor, no abandones este hilo!
Felicidad, muchas gracias también por tus equilibradas e incisivas aportaciones. Con solo unas frases lo dices todo. No se puede pedir más.
Kim, ya sabes que te hecho mucho de menos. Aquí en Quito todos nos acordamos mucho de ti, hasta los que sólo te conocen de leerte.
Un saludo a todos y relajaos, que el mundo no se va a caer tan fácilmente, ni el holocausto llegará mañana. Disfrutad del camino.