Me he permitido la licencia de actualizar este poema, teniendo en cuenta los acontecimientos que se suceden dia a dia en el mundo Católico Apostolico y Romano, de la mano de sus directores de orquestra.
Ay Monseñor Simón
Vaya con el tal Simón
homofobo donde los haya,
tiene pinta de santurrón
cuando muestra su cruz y medalla,
pero utiliza su condición
en el contexto de pederasta,
siendo pedófilo por vocación
y no por exceso de cazalla.
Confunde sexo con jamón,
su genital así lo entalla,
puesto que no usa la razón
pasándose de la raya
debe saber vil abusón
que impúber no es ser cobaya
de sus devaneos o el calentón
cada vez que le viene en gana.
Y no ansía de Dios el perdón
ya que otorgado lo tiene del Papa
quien con solo una amonestación
libre de pecado así lo declara.
Difícil es la solución,
a tan infame mascarada,
mientras reciba una bendición
tan irónica e insensata.
Sostengo que su salvación
pasa por no tirar la toalla
pues cinco contra uno son
los que pueden prestar batalla
a este miembro cabrón
que se empina cuando habla
privandole de toda razón
enviciado hasta que calla.
Puede causarle desazón
si ve que aun así le falla,
pero si trepida su corazón
puede acercarse a una playa
y después de un chapuzón
poner un pañuelo en su malla
para que este vil juguetón
deje de parecer quincalla.
Así otro de su condición
quizás lo vea y con él vaya
a llenarle de satisfacción
pues igual cree que da la talla.
Y mientras se dan el achuchón
que al divino implore la clerigalla
así puede que tal obsesión
obrando un milagro se vea sanada.
Marta Salvans Solé