---TE DESEO---
Exiliado en un universo espectral donde merodeo para encontrarte, al igual que en mis sueños, me hallo confuso y extraviado clamando tu nombre. Enamorado por completo de tu temple de guerrero, de tu mirada de loco abatido por la desesperación y de tus manos tersas que me arropan en caricias indescriptibles hacen que fenezca junto a tu voz en cada arrullo sin fin. Eres aquel que me dio cobijo en las más oscuras tinieblas de una noche amarga. Recuerdo tus pasos cautelosos por los pasillos de mi alma, el conjuro de mi amor en un murmullo hasta el cese en un quebranto en el que lamentaste tu silencio. Caminamos sobre diversos pedestales y caímos mil veces al vacío, nos quemaron en la hoguera de la inquisición, nos rodearon las alimañas hasta intentar devorar nuestras almas. No entiendo aún porque aquel ensañamiento, aquel dolor innecesario, aquel fuego que nos quemaba mientras en voz queda confesábamos lealtad pero no la realidad. Hubo entonces una confidencia, recuerdo mis lágrimas ante ti y el sabor amargo que rondaba mis labios. Era un hombre desgraciado, la marioneta de un destino cruel e incierto hasta que tú reconstruiste mi interior devolviéndome la vida para despojarme de los hilos.
En tus brazos me siento de nuevo un niño, un caprichoso infante que necesita cuidados. Junto a ti soy un guerrero flamante, un enemigo irónico y lleno de vida para afrontar cualquier batalla. En tus labios, en el roce de tu boca, desearía morir. Que mi alma te guiara hacia el placer de tu sexo, que mis caricias te hicieran marioneta de mis deseos y que jamás te liberaras de la prisión de nuestros cuerpos. Deseo complacerte, regar tu piel con el suave manto de mis caricias y evocar sonrisas en tu rostro. Eres el orgullo de mi jardín, mi espécimen único.
¿Cuántas veces te he deseado? ¿Cuánto tiempo alejado de lo que realmente sentía? ¿Por qué no te tuve antes entre mis manos? Todo por ser un cobarde, por no afrontar la realidad y demostrar que eras el único que poseía las llaves de mi alma. Eres el pecado, la poción del veneno más dulce y vital. Extraño tus palabras cuando no te tengo cerca, cuando te alejas de mí en tu barco de cristal en medio de un mar de dudas y desengaños demasiado tecnológico. Siento ser un egoísta, lamento mis celos y que evoque palabras en el viento soñando que llegan a ti…te amo, te deseo, te extraño y te esperaré si es preciso milenios.
Lestat de Lioncourt