Hedwig and the Angry Inch.

Existen muchas películas de temática transexual y muchas personas que son seguidoras cinéfilas en esa materia; en este foro se podrá hablar de todas esas peliculas.

Hedwig and the Angry Inch.

Notapor Andrea Glass » Mié, 20 Ago 2003, 13:57

Vuelvo a la saludable costumbre de mostrar pelis de temática trans (que lo tenía muy abandonado), y lo hago con una peli irreverente, muy en la tradición del mítico "Rocky Horror Picture Show". El comentario es de Jordi Costa:

<center><b>Hedwig and the Angry Inch.</b>
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REVOLUCIÓN TRANSEXUAL. En junio de 1973, ante la reducida platea de 60 butacas del Theatre Upstairs del Royal Court londinense, los taconazos de Frank’n’Furter pisaban por primera vez un escenario en el estreno de The Rocky Horror Show, el musical de Richard O’Brien que aún tenía que recorrer un largo y sinuoso camino antes de convertirse en la película de culto por excelencia de la historia del cine. Un por entonces jovencísimo Tim Curry, que daba vida al hoy mítico transexual del espacio exterior combinando el juego de labios de Mick Jagger con gestos de su propia madre, se metía al público en las ligas con su calculado repertorio de agresiones verbales y réplicas envenenadas.

El éxito se transformó en fenómeno: el espectáculo se fue mudando a teatros cada vez mejores hasta reinar en el West End, tuvo sus bolos en Los Ángeles y Nueva York y, finalmente, se convirtió en una película por cuyo éxito los eje- cutivos de la Fox no daban un centavo. Se equivocaban. The Rocky Horror Picture Show congregó a una nutrida parroquia de fieles que desarrollaron un codificado ritual para disfrutar de cada proyección: coreaban las canciones, insultaban al venerable narrador, lanzaban arroz a la pantalla en la escena de la boda y, por supuesto, se marcaban unos liberadores pasos de baile al ritmo de The Time Warp. A finales de los años 70, 200 copias del filme recorrían el circuito de sesiones de madrugada, generando unos beneficios de 100.000 dólares a la semana.

TODO LO QUE BRILLA. Las cosas han cambiado mucho desde entonces pero, de alguna manera, John Cameron Mitchell, el padre de Hedwig and The Angry Inch, parece estar viviendo el sueño que, hace casi 30 años, encumbró a O’Brien. En sus manos, el musical vuelve a ser un género transexual y glam, con un poder de seducción más transparente y eficaz que el de la aparatosa Moulin Rouge de Baz Luhrman, producción definitivamente más drag que trans, más maruja que moderna.

Hedwig... nació como espectáculo de bolsillo en un club de drag queens del Soho llamado Squeezebox: ese ejercicio de neo-cabaret fue fruto de la colaboración entre John Cameron Mitchell —adaptador de Tennesse Williams y actor de Broadway con varios premios a sus espaldas— y el compositor y letrista Stephen Trask.

Con el tiempo, el efecto bola de nieve del boca a oreja exigió al tándem buscar un nuevo escenario para dar cabida al cada vez más numeroso público: la producción teatral se trasladó a una sala del West Village neoyorquino y no tardó en erigirse en perla alternativa del off Broadway. Finalmente, la productora Christine Vachon, mano derecha de Todd Haynes —y, por tanto, sensible a las lentejuelas del glam tras Velvet Goldmine—, llamó a la puerta de Cameron Mitchell y le ofreció la oportunidad de adaptar el espectáculo a la gran pantalla bajo su entera responsabilidad, sin que el proceso devaluara el crudo atractivo de la obra.

Tras pasar como un torbellino por los festivales de Sundance, Deauville y San Francisco y recoger diversos premios por el camino, Cameron Mitchell acaba de ser distinguido como Mejor Actor en el certamen de Gijón: probablemente no sea el final de la buena racha para esta auténtica sorpresa escondida de la temporada, un musical que nadie ha anunciado a bombo y platillo, pero que hipnotiza a todo espectador que cae bajo el influjo de sus radiaciones de talento.

El Hedwig del título es un transexual al que le queda una pulgada de pene tras una deficiente operación de cambio de sexo, doloroso trámite clínico que es su particular pasaporte para abandonar el Berlín oriental en compañía de su amante, un militar americano. Cuando el espectador conoce a Hedwig, no le pilla en su mejor momento: se halla al comienzo de la gira americana con su grupo de rock por baruchos de mala muerte. Ya hace bastante tiempo que fue abandonado por su discípulo y primer amor, Tommy Gnosis —que le sedujo haciendo un inventivo uso de los ositos de gominola—, luego convertido en estrella del AOR tras apropiarse de sus canciones y destrozarle el corazón.

Siguiendo una estructura más cercana a lo musical —y, por tanto, a lo emocional— que a la convencionalidad narrativa, el filme de John Cameron Mitchell traza un soberbio retrato del personaje, rememorando su pasado, ahondando en su demolido presente y permitiéndole resolver sus conflictos interiores a través de un rotundo clímax donde la acción cede su terreno a la rabia y al sentido melodramático de las canciones.

DESPARRAME GLAM. En Hedwig and The Angry Inch hay casi de todo: animaciones más o menos cándidas que recrean la teoría del amor contenida en El banquete de Platón, anécdotas de infancia recogidas con un marciano sentido del humor, un karaoke que invita a la participación del respetable, toneladas de ternura, humor viperino, egos inflamados, poesía gay de buena ley, más pelucas que en una convención de calvos y una sorprendente mirada cotidiana a la trastienda del espíritu glam.

El personaje que interpreta John Cameron Mitchell es el hijo perdido y transexual de Richard O’Brien, el híbrido nacido de la unión contra natura de Frank’n’Furter con una dama solitaria del otro lado del muro de Berlín, la herencia con la que jamás había soñado Ziggy Stardust, un Iggy Pop primigenio con mejor peluquero... El secreto de esta película quizá esté en que, al contrario que otros musicales de nuevo cuño, no es ningún ejercicio de estilo, ni ningún juguete posmoderno: es algo que ha salido directamente de las tripas. Una canción sentida. El producto genuino. Lo que estábamos esperando.

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Notapor Joana » Mié, 20 Ago 2003, 19:58

Hola.A mi está peli me gusto mucho y eso que yo, de pequeña, odiaba la pelis musicales.Me emociono mucho.

Besos

Joana
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