Las definiciones etimológicas, son en ocasiones superadas por el contenido más coloquial que les damos las personas a muchas palabras.
Así por ejemplo, un diccionario, (corriente) nos hace la siguiente definición de la palabra Vicio: Del latín Vitium.. 1 Disposición al mal. 2 Costumbre o apetito morboso, pero que produce placer. 3 Mala costumbre o hábito contrario a las normas de la buena educación. 4 Torcedura o desviación que presenta una cosa por haber estado sometida a una postura indebida.
Vicioso: Adjetivo. Que está lleno de vicios o dominados por ellos.
Lo cierto es que a medida que las sociedades han ido alcanzando mayores cotas de libertad, y se ha ido desprendiendo de la moral judeocristiana, predominante en España, vemos como cada vez hay menos tabúes, y el sexo y sus diferentes formas de disfrute, forman parte cotidiana de nuestras vidas.
De alguna manera cabría pensar que somos más liberales, pero claro, quienes han estudiado desde un visión histórico – científica al liberalismo como corriente de pensamiento, y práctica política, se enfadan cuando ven en los apartado “XXX” de los periódicos, que algunos servicios sexuales se prestan por personas “liberales”. Sobre este respecto el magnífico Catedrático de Historia de la Universidad de Harvard Juan Marichal ya criticaba este aspecto en una entrevista concedida a un medio de comunicación hace ya más de 4 años. Decía el catedrático, que no le parecía serio que el sentimiento liberal se mezclara con la capacidad de practicar el sexo de maneras más distendidas.
Toda esta introducción viene a colación de que en los foros, sale en muchísimas ocasiones a relucir las palabras vicioso y vicio, y sin quererlo, (y desde mi punto de vista), reproducimos como grupo muchos de los prejuicios que decimos combatir, y que incluso predominan en un mundo marginador de las identidades y orientaciones sexuales “fuera de los parámetros éticos y morales establecidos”.
La diversidad es la única vía para que podamos entender que no todo es blanco, ni negro, sino que el gris es el resultado de los matices. Y es que ya lo dice el refranero popular: -Para gustos los colores - .
Por tanto supongo que habrá transexuales que viven su condición de hombres y mujeres sin llegar a la reasignación, pero su psicología tiene claro lo que son, y de hecho su vida la exteriorizan como lo que se sienten; pero no es menos cierto, que también hay hombres y mujeres que pueden llegar a desear a las personas transexuales con sus genitales de nacimiento, y que duda cabe, que donde hay deseo y atracción, seguro que hay fantasía.
Tras todo lo expuesto, pienso sinceramente, que es lógico y legítimo, que las personas queramos ser algo más que una mera atracción sexual, pero en la medida en que seamos más abiertos de mente, nos replantearemos hasta que punto, y bajo qué parámetros podemos levantar dedos acusadores hacia lo que vemos como vicio, y hacia aquellas personas que denominamos viciosas.
A medida que el medio televisivo alimenta el morbo por descubrir los secretos de alcoba del “famoséo”, podemos estar atentando contra la libertad de elección a vivir la sexualidad como plazca, porque como dijo el “filósofo” Joan Manuel Serrat: Cada loco con su tema (…)