Desde siempre se ha dicho que cada cual tiene lo que se merece, en lo bueno y lo malo.
Estos días pasados he sido espectadora, como muchos de aquí, del como se ha vilipendiado de forma injusta a una serie de personas que se declaraban admiradoras de mujeres como nosotras y que el único pecado que se les puede achacar es el haber sido sinceros en sus manifestaciones y poco prudentes en las formas.
Han manifestado sus querencias y anhelos en un apartado de los foros en el que precisamente se invita a participar a aquellos que sienten algún tipo de admiración o atracción por nosotras.
Se les ha insultado y vejado sin tan siquiera darles la oportunidad de ser contestados con argumentos que les hicieran ver lo equivocados que podían estar en la forma como se referían y pensaban sobre nosotras. Simplemente se les ha enviado al cadalso de los condenados.
Algunas se han erigido en salva-patrias de la transexualidad, alegando una dudosa representatividad del sentir colectivo, y han mostrado el extremo más oscuro de la intolerancia que un ser humano es capaz de destilar. Por supuesto que yo no me siento representada en sus formas, más cuando entiendo que el insulto fácil es la salida de aquellos que no tienen argumentos para sustentar su verdad.
Y al final ¿ qué nos llega ?. Pues nos llega este individuo que es ni más ni menos la muestra de lo más soez y que en cambio no deja de estar a la altura de esas que tanto han gritado e insultado últimamente. ¿ Dónde están ahora las salva-patrias ?.
En fin, solo decir, que deseo fervientemente que todos aquellos que entran de buena fe, y deseen dejar su opinión, piensen que no todas nos medimos por el mismo rasero ni somos las antagónicas de los misógenos.
Sonia