Querido f.b.a.:
Quisiera comentar algunas cosas que planteas en tus mensajes al foro.
<BLOCKQUOTE id=quote><font size=1 face="Verdana, Arial, Helvetica" id=quote>quote:<hr height=1 noshade id=quote>me gustaria hablar de la realidad de la "pluma" social y de la realidad de "mi pluma" por decirlo de algun modo y siempre sin sentido peyorativo<hr height=1 noshade id=quote></BLOCKQUOTE id=quote></font id=quote><font face="Verdana, Arial, Helvetica" size=2 id=quote>
Remedando el dicho popular de "no es oro todo lo que reluce", podríamos proponer que "no es femenino todo lo que <i>plumea</i>". <img src=icon_smile.gif border=0 align=middle>
Parece que a veces te confunden con el típico gay "plumífero", con unos ademanes posiblemente adquiridos en su entorno y/o a partir de una tendencia más o menos "natural" que nada tiene que ver con aspecto alguno de la feminidad. En cambio, tú afirmas tener un "algo femenino" dentro de ti que se manifiesta con un comportamiento externo que se parece, al menos en algunos aspectos, a esa misma "pluma gay", pero que no lo es, y con la que no te identificas en absoluto. Muy bien, es una visión tuya, inalienable y perfectamente creíble, coherente y que defiendes como algo bello en ti. En tal caso, manifiéstate así, sin cortes, aditivos ni colorantes, pues ése eres tú, único, irrepetible y genuino. Y al que le pique o no lo entienda, que se rasque y estudie.
Sin embargo, si bien es cierto -como he dicho- que la "pluma gay" no tiene NADA que ver con la feminidad, ni mucho menos con la identidad de género femenina, tampoco tus ademanes tienen por qué tener implicaciones identitarias. Puede ser, sencillamente, que desde dentro y desde fuera te has rebelado (de rebelde) contra los estereotipos masculinos. Es decir, que tanto desde tu sensibilidad individual como desde tu manifestación social, NIEGAS los estereotipos hetero-masculinos clásicos, y tampoco te gusta que por ello te asocien con el amaneramiento gay. Lo que veo, por tanto, es que eres un hombre diferente y poco común, y lo demuestras como te sale. Punto.
<BLOCKQUOTE id=quote><font size=1 face="Verdana, Arial, Helvetica" id=quote>quote:<hr height=1 noshade id=quote>creo q mi pluma esta mas cerca de un sentimiento trans o de un sentimiento hacia el genero femenino o de un alma femenina o de ua dualidad y una parte femenina mas que el estereotipo de gay afectado, amanerado<hr height=1 noshade id=quote></BLOCKQUOTE id=quote></font id=quote><font face="Verdana, Arial, Helvetica" size=2 id=quote>
Eso sólo lo puedes saber tú, y es una posibilidad, pero ojo con las simplificaciones acerca del género cruzado.
Aparte de lo expresado más arriba, conviene distinguir entre dos cosas. Por un lado, está el hecho de que te lleves especialmente bien con las mujeres, aun hasta niveles impensables para la mayoría de los hombres (gays incluidos, que a menudo son bastante misóginos, mira tú por dónde). Por otro, que eso implique la existencia de una identidad de género femenina en ti.
Bien sabes que la sociedad establece unos límites muy rígidos y excluyentes entre los géneros. Eso tiene unas consecuencias inmediatas: todo lo que no es masculino, manifestado según las convenciones masculinas, es por tanto femenino o participa del género femenino, y viceversa. Pero claro, las mujeres llevamos más tiempo explorando y rompiendo esos límites, porque en los últimos 150 años, sin abandonar nuestros entornos y hábitos clásicamente femeninos, nos hemos ido metiendo en muchas actividades clásicamente masculinas. Esa "liberación de la mujer" ha hecho cada vez más difícil que se nos "desfeminice" por nuestros gestos, hábitos o actividades, mientras que a los hombres se les feminiza por menos de un pimiento. Es una simplificación absurda e injusta, pero la sociedad aún funciona así.
Así las cosas, cuando una mujer se encuentra con un hombre como tú, descubre algo insólito: no eres gay, si acaso bisexual, y sin embargo rechazas esa cerrazón del machorro clásico, así como la misoginia clásicamente gay, por amanerado que sea éste. Reacción inmediata: las mujeres se abren a ti como una sandía, y te resulta entonces muy fácil conectar con ellas, tanto si esa postura tuya les resulta seductora como si no, porque encuentran en ti un equilibrio interior bien asentado, una lucha contra las convenciones, una seguridad personal sin agresividad. Por tanto, has conseguido algo que las mujeres vienen consiguiendo desde hace algún tiempo, algo que algunas buscan todavía con mucho esfuerzo, una tarea que es el gran reto para los hombres del siglo XXI: perder su rigidez masculina sin perder su identidad.
Pero te propongo una hipótesis. Ahora imagina que eres una mujer como yo: vives como tal, vistes, te arreglas y te peinas como tal, tienes pechos, vagina, nombre femenino, y un entorno que te reconoce -y discrimina y maltrata, tenlo en cuenta- como tal. ¿Crees que tu conexión con las mujeres iba a ser igual de fuerte? Sospecho que no, al menos no tan fuerte como ahora, y desde luego no con mujeres heterosexuales. Lo que te hace conectar con las mujeres ahora mismo (no sé si más adelante también) es posiblemente esa condición de hombre ejercida sin masculinidad, en contra de las convenciones. Llámalo "lado femenino" si quieres, pero no niegues por ello la existencia de los géneros, porque mientras haya sexos, habrá géneros, de una u otra forma, y no necesariamente sólo dos, sino muchos más, los que individual y colectivamente se vayan definiendo y asentando.
<b>El género existe, porque es una representación psíquica del sexo, tanto en el plano individual como el social</b>. Pero no me refiero sólo a ese sentimiento interior que describes en ti, sino a su integridad indivisible: el género no puede quedarse en un mero sentimiento, sino que debe tener una manifestación social acorde, un compromiso integral con un colectivo que como tal sufre unas desventajas y disfruta de unas ventajas, con todas las reservas y luchas dentro y fuera de ese mismo colectivo que tú quieras ejercer y demostrar, individual o colectivamente.
Puedo equivocarme, pero quería centrar el tema e invitarte a la reflexión. El género como representación psíquica del sexo, vivido individual y socialmente, es una cosa, y no engaña: está en tu vida y lo vives. La feminidad o masculinidad puede ser un lenguaje asociado al género, pero siempre estará sujeto a convenciones cambiantes, y siempre podrá haber cruces o malentendidos, como en cualquier lenguaje.
<b>Conclusión</b>. Con la masculinidad o feminidad se puede jugar, mentir, fingir, protestar, rebelarse o comunicarse eficazmente... como con cualquier lenguaje, adecuándolo a cada momento histórico, contexto cultural o persona a la que se dirije el mensaje. Con el género no se juega, ni se miente, ni se finje, ni se comunica nada: está ahí, es indivisible e inherente a cada persona, que lo ejerce y manifiesta de muchas maneras distintas, pero siempre dentro de un colectivo de género con el que comparte su destino. Y vuelvo a insistir: no sólo existen dos géneros o sexos, sino seguramente infinitos.
Un beso
<font size=1><i>Olga Cambasani
Webmistress ATC Libertad
http://pagina.de/atclibertad
Barcelona</font id=size1></i>