Apelado Sosoman, acusado de pacato... hemos visto crecer y reafirmarse la figura de un político, la impronta personal de un ser humano señalado por el dedo del destino, tocado por la vara mágica de la fortuna.
Ha batido y fulminado todos los pronósticos que se le presentaban.
En la elección de candidato cabecera de su partido, y ahora presidente en ciernes de un País que plasmará su nombre en la historia.
Estaba convencido de ganar: así lo expresaba cuando tenía ocasión de ello.
Hay una intuición latente que defiende y hace valer a la vista de los hechos.
"Ese caballero de la triste figura" se ha tornado en un personaje clave para nuestra democracia: la social, la humana... la que nos afecta, importa e interesa.
Tras de su achacada opacidad hemos visto aflorar la fluorescencia de los llamados a dirigir grandes eventos humanos.
Yo asistí en Zaragoza (plaza de toros de La Misericordia) al mitin pronunciado en esta ciudad el día 7 de Marzo, domingo.
Quería pulsar, in situ, el ambiente reinante, así como las impresiones simbógicas del momento.
Era un día de alterne de nubes, sin llegar a llover en ningún momento.
Ya encima del estrado Zapatero, y al hacer referencia al legado y gobierno del PP, creedme que se oscureció de pronto el cielo, dejando en tenue luz el recinto.
Pero lo más asombroso, y aún a costa de ser tachada de loca, hubo por contra una luz vertical venida de ese mismo cielo que le cubrió de pies a cabeza.
Esto ya lo comenté abundantemente en mi entorno.
Alguien le respalda y protege; no tengo la menor duda.
En una ciudad proclamada de la paz (Zaragoza) tuve la certeza y convicción de algo extraordinario reservado a su persona.
A los 4 días sufrimos la masacre de Madrid como pago y respuesta a la guerra inmoral e ilegal del gobierno de entonces, en contra de la mayor marea humana mundial en contra de ella.
No es más que la ley de la causa-efecto.
A nosotros nos duelen y rebelan nuestros muertos: seres inocentes cobayas de la inhumanidad de otros. Terroristas islámicos... o del terror y la masacre impuesta por nuestro anterior gobierno en Irak.
No es menos inocente el pueblo aquél.
Nada escapa a la justicia elemental.
Esperemos no repetir y revivir tragedias de semejante calibre por el bien de una humanidad deseosa de paz y concordia entre los pueblos, religiones y demás.
Por ello debería Zapatero, automática e improrrogablemente al hacerse cargo del gobierno del País, retornar a los soldados presentes en Irak.
Que no sigamos alimentando las presuntas o posibles razones que argumentan los terroristas de Al Qaeda para seguir instaurando su senda de sangre.
Zapatero: España te pide que no escatimes esfuerzos en buscar y potenciar la paz que el pueblo te ha reclamado. Esa es tu prioridad, para seguir luego cumpliendo con todos y cada uno de tus compromisos.
Si no tu estancia o paso por la Moncloa será tan efímero y sombrío como el de otros antecesores.
El pueblo ya no calla ni otorga vanas concesiones.
Zapatero: las alas de tu ángel almohadillan tus pasos. No malbarates la ilusión de una inmensa mayoría de españoles que fijan en ti sus ojos y expectativas.
Que tu constatada intuición te lleve a obrar digna y honradamente en beneficio de tod@s sin interesadas o excluyentes excepciones.